¿Alguna vez os habéis planteado que como todos somos diferentes, deberíamos tratarnos unos a los otros de manera diferente atendiendo a nuestra personalidad? Yo lo he pensado un montón de veces, porque cuando te plantas frente a una persona nueva y la miras a los ojos te preguntas cuál será su personalidad, y como es algo que no puede saberse en un minuto, tienes que improvisar. La verdad es que sería interesante llevar un manual de instrucciones siempre encima para guiar a los demás, pero si así fuera, la vida sería bastante aburrida.
Improvisar es algo esencial en esta vida, ya que no siempre tenemos tiempo para planificar nuestras acciones, pero a veces sientes que la luz se apaga y te sientes perdido y es entonces cuando solo dependes de una persona: tú mismo.
Así que después de romperme la cabeza intentando descifrar la fórmula secreta para acertar con las personas, he llegado a la conclusión de que esa fórmula se reduce a algo muy simple...ser uno mismo. Y si lo eres, seguramente saldrás ganando.
