martes, 5 de abril de 2016

Cicatrices

El otro día estaba mirándome una cicatriz que tengo en el brazo y me acordé del momento en el que me la hice. Fue un momento realmente gracioso, pero realmente no he venido a hablar sobre cosas graciosas. 
Esa cicatriz me hizo pensar en la piel como lienzo de la experiencia. Las arrugas nos hablan de cuánto ha vivido una persona, la rugosidad de las manos delatan cuánto ha trabajado alguien y las cicatrices nos recuerdan todas aquellas veces que nos hemos caído y nos hemos hecho daño.
Es curioso el proceso de herida-curación-cicatriz. Te haces daño y al principio duele mucho, tanto que eres incapaz de obviar que el daño está presente. Pasan las semanas y la herida cura, ya que el tiempo lo cura todo (o eso dicen). Sin embargo, hay heridas que son tan profundas que cuando curan dejan un pequeño recordatorio: una cicatriz. Las cicatrices nos sirven para no olvidar, para aprender de los errores y si lo pensamos detenidamente, los tatuajes no son nada más que cicatrices que nos hacemos a propósito para rememorar algo (en la mayoría de los casos). Si es que en realidad existen cicatrices de muchos tipos.
Las que más me gustan son las que no se ven, las que van por dentro y solamente son perceptibles por la persona que las porta o más bien, soporta, y la duda que se me plantea en este momento es la siguiente: ¿Cuánto tiempo hace falta para dejar de ser consciente de que esa cicatriz está ahí? Porque a veces por mucho tiempo que pase, la cicatriz sigue acaparando gran parte de nuestra atención.

viernes, 2 de octubre de 2015

(No) Surrender

"No retreat, no surrender" dice la letra de mi canción favorita de Bruce Springsteen. Mi vida siempre se ha guiado por esa premisa: no rendirse nunca. Sin embargo, con la experiencia te vas dando cuenta de que hay momentos en los que no queda más remedio que rendirse; sin duda es una de las cosas más dolorosas del mundo. Rendirse implica muchas cosas. Implica dejar de perseguir un sueño; implica asumir una derrota; asumir que has fracasado a pesar de todo lo que has luchado, y que todo el esfuerzo depositado en la consecución de tu meta ha sido en vano; pero lo más doloroso de rendirse es tener que decir adiós a esa parte de tu vida. 
Nunca me ha gustado perder cosas, quizás es por eso que intento aferrarme a todo aquello que me hace feliz. Sin embargo, a veces no es decisión de uno mismo decirle adiós a algo. A veces, eso que te hace feliz simplemente te da la espalda y es cuando te das cuenta de que la vida es muy puta y que hay dos tipos de personas en este mundo: las que tienen la suerte de cumplir sus sueños y las que no. Y por desgracia, en este mes de septiembre, me he tropezado y he caído en el segundo grupo.

lunes, 30 de marzo de 2015

Secretos

El otro día una profesora dijo: "Cerrad los ojos y pensad en vuestro mayor secreto. Bien, ahora voy a elegir a uno para que lo cuente". 
Lo que en realidad era una broma para explicar cómo funcionan los pensamientos automáticos, a mi me sirvió para hacer otra reflexión: se da por hecho que todos tenemos secretos.
¿Para qué sirven los secretos? ¿Por qué los tenemos? ¿Son algo adaptativo? Son preguntas difíciles de responder, quizás sea imposible hacerlo. Sin embargo, divagar sobre ellas puede ser bastante entretenido.
Bajo mi punto de vista, en el mundo hay tres tipos de personas: las transparentes, las translúcidas y las opacas. Y lo que pienso siempre es, ¿Cuáles son los motivos que les lleva a estas personas ser de una manera o de otra? Al fin y al cabo, no deja de ser una decisión más en la vida; lo que quieres mostrar de ti y lo que no. Quizás las personas opacas son las que más secretos tienen, las que más tienen que esconder, pero ¿Por qué escondemos los secretos? La respuesta obvia es "porque si los revelásemos dejarían de ser secretos". 
Lo que parece ser obvio es que, normalmente, los secretos suelen estar basados en hechos negativos, o hechos que no encajarían bien en este mundo. Quizás por eso es adaptativo, porque nos protege del exterior. Entonces, quizás exista una correlación entre eventos vitales negativos y cantidad de secretos. Quizás las personas son más opacas a medida que más cosas malas le hayan pasado en la vida. Porque en realidad, ¿Quién guarda secretos positivos? Lo positivo solemos compartirlo; es algo así como una norma social.
Esta noche no hay una conclusión demasiado definitiva, simplemente un mensaje: sea negativo o positivo lo que escondes, deberías mostrarlo, ya que es lo que eres, y lo que eres...es algo bastante definitivo.

jueves, 22 de enero de 2015

Enigmas

En la película "The imitation game" podemos ver al matemático Alan Turing intentando descifrar los mensajes encriptados de la máquina alemana "Enigma". Durante la Segunda Guerra Mundial, este artilugio permitía convertir mensajes sobre estrategias y movimientos nazis en simples afirmaciones como "El día está soleado", impidiendo así a los Británicos conocer las posiciones e intenciones alemanas.
En la actualidad, no nos encontramos con enigmas tan grandes como ese, sin embargo, si que vivimos descifrando otro tipo de enigmas: las personas.
Los seres humanos emitimos mensajes, que aunque parezcan simples afirmaciones, están cargados de emociones e intenciones. Nuestro trabajo como personas es descifrar estos mensajes para comprender el sentido fundamental del emisor. 
Todas las personas somos diferentes, por lo tanto, cada uno tendrá una fórmula secreta determinada. Ésta es fácil de encontrar en algunas personas, sin embargo es demasiado complicado en otras. A veces trabajas para descifrar esa fórmula e incluso pareces haberlo conseguido, pero a veces las cosas no son tan simples. Hay personas que son un verdadero enigma. 
Y es que como dijo Albert Espinosa: "Cuando crees que conoces todas las respuestas llega el universo y te cambia todas las preguntas". Sin embargo, finalmente he decidido - al igual que Turing en la película - que rendirse no es la solución.

viernes, 25 de abril de 2014

Ejercicio

Las investigaciones ponen de manifiesto que para estar sano no importa cuánto ejercicio físico hayas hecho en el pasado, sino que únicamente importa el ejercicio que haces en el presente. Y yo me pregunto, ¿Es realmente la vida así? ¿Importa lo que has hecho en el pasado o sólo debemos valorar las cosas por el presente? Supongo que existe cierta tendencia a crear una visión global de cómo son las cosas; hacemos una especie de balance entre el pasado y el presente, de modo que si el pasado fue bueno y el presente es malo, globalmente el presente no parece tan malo. Eso conlleva diferentes consecuencias: por un lado, puede que estemos en cierto modo refugiándonos en el pasado o justificando el presente con éste, mientras que por otro lado, quizás las cosas no deben ser enfocadas en base a momentos concretos, sino en base a su conjunto. 
Como todo en la vida, para gustos colores. Y tu, ¿Cómo valoras las cosas?

lunes, 13 de enero de 2014

Resistencia

Nos enseñan que la personalidad resistente es aquella caracterizada por un tener un buen grado de control, de compromiso y por realizar una  valoración de las situaciones estresantes como un reto. Sin embargo, hay cosas sobre las que es imposible tener control alguno. Las cosas vienen como vienen y hay que asumirlas, resistirlas y superarlas con la mayor dignidad posible.
No sabes cómo va a terminar esta situación, por tanto solo queda esperar y aguantar. Ver pasar los días intentando no derrumbarte, porque la vida sigue. No existe un botón de Stop, no existe un tiempo muerto. La vida sigue y si te quedas atrás no existes. No puedes abandonar tus responsabilidades, no puedes abandonar tu vida, pero tampoco puedes abandonar tu carga. Y es entonces cuando la mochila pesa más, porque llevas en ella tu vida y la de otra persona.

Y de repente, te das cuenta de que puede, que la personalidad resistente sea aquella que mantiene la estabilidad cuando su fuente de estabilidad es jodidamente inestable. 

viernes, 8 de noviembre de 2013

Try

"Persigue tus sueños", nos dicen desde pequeños. "Lucha por lo que quieres, déjate la piel". 
A veces deseamos algo con mucha intensidad, pero nos ponemos barreras a nosotros mismos por miedo al fracaso, incluso cuestionando si realmente lo deseamos lo suficiente. 
El optimismo es saludable, sienta bien. Es como tener confianza en algo o en alguien. Realmente es mejor tenerla que no tenerla, pase lo que pase después; que la vida da para mucho. Pero hay veces que la palabra realismo se planta en tus narices y te dice "Eh, corta el rollo, no eres la clase de persona que lo consigue", y es entonces cuando te acojonas y te das cuenta que nunca has sido ese tipo de persona. Y entrecierras una puerta, dándole la espalda.
Sin embargo, en estas situaciones suele aparecer la persona que llama a la puerta y te dice que lo intentes, que si quieres algo y te esfuerzas puedes conseguirlo, aunque cueste mucho. Y poco a poco la puerta se abre y vuelve a estar ahí, esperando a que entres.
Y es cuando la frase "el verdadero fracaso es no haberlo intentado" cobra un sentido especial.