Nos enseñan que la personalidad
resistente es aquella caracterizada por un tener un buen grado de control, de
compromiso y por realizar una valoración
de las situaciones estresantes como un reto. Sin embargo, hay cosas sobre las
que es imposible tener control alguno. Las cosas vienen como vienen y hay que
asumirlas, resistirlas y superarlas con la mayor dignidad posible.
No sabes cómo va a terminar esta situación,
por tanto solo queda esperar y aguantar. Ver pasar los días intentando no
derrumbarte, porque la vida sigue. No existe un botón de Stop, no existe un tiempo
muerto. La vida sigue y si te quedas atrás no existes. No puedes abandonar tus
responsabilidades, no puedes abandonar tu vida, pero tampoco puedes abandonar
tu carga. Y es entonces cuando la mochila pesa más, porque llevas en ella tu
vida y la de otra persona.
Y de repente, te das cuenta de
que puede, que la personalidad resistente sea aquella que mantiene la
estabilidad cuando su fuente de estabilidad es jodidamente inestable.