sábado, 30 de junio de 2012

Fly

Nos gusta sentirnos libres. Nos gusta no sentirnos atados a nada, poder movernos por donde queramos. Nos gusta no tener que dar explicaciones, que no existan los "¿Por qué?". A casi todos nos gustaría volar, ser como un pájaro y volar; sentir el aire en nuestra cara, dejar de sentir la gravedad.
Ansiamos la libertad, y sin embargo buscamos cosas a las que atarnos. Una persona, un trabajo, un lugar...realmente somos esclavos de nuestra propia libertad.

viernes, 22 de junio de 2012

Intereses

Una vez, de camino a Lugo, tuve una intensa conversación con mi tío, una de las personas que más admiro en el mundo. Hablamos de muchas cosas, me dio muchos consejos; pero sin duda me dijo algo que me marcó: "Las personas que de verdad merecen la pena son las que te ofrecen su ayuda sin pedirte nada a cambio"
Siempre he tenido ese consejo muy presente, pero en esta cálida noche de verano la recuerdo con especial cariño al haber estado pensando en todas las personas que han pasado por mi vida.
Muchas personas han llegado a mi vida, algunas temporalmente, otras para quedarse. Pero me he dado cuenta, de que aquellas personas que de verdad me han marcado, son las que según mi tío "de verdad merecen la pena", ya que me han ayudado cuando no tenían obligación de hacerlo, y lo mejor, no lo han hecho para obtener beneficio, lo han hecho simplemente por mi. 
Y ahora es cuando me pregunto, ¿Qué es lo que hace que algunas personas quieran ayudar "gratis" y otras necesiten obtener un beneficio a cambio? ¿Es la sociedad? 
Vivimos en una sociedad en la que prima el propio beneficio, la avaricia, el egoísmo. Somos capaces de llegar a límites insospechados por conseguir nuestros objetivos, incluso interceder en los objetivos de los demás. Es triste, pero es la verdad. Por tanto, ¿Qué esperamos de nosotros mismos si seguimos el ejemplo de la sociedad? 
Por suerte, siguen existiendo algunas personas con unos pocos valores. Personas a las que se les da por pensar, en vez de actuar por contagio y sugestión -como decía Le Bon-, que observan y sacan sus propias conclusiones.
Yo he llegado a una conclusión: poco podemos aprender de la sociedad, pero mucho podemos aprender de algunas personas.

lunes, 18 de junio de 2012

Deseos

En ocasiones, algo se nos mete entre ceja y ceja, lo ansiamos, lo deseamos con todas nuestras fuerzas y hacemos todo lo posible para conseguirlo. Dicen que el que quiere puede, pero, ¿Qué pasa cuando lo que queremos no depende de nosotros? ¿Qué pasa cuando depende de otra persona?
A veces nuestros deseos se ven condicionados por los deseos de los demás y lo único que hay que ser es paciente. Puedes decirle a esa persona qué es lo que necesitas de ella, sí, claro que puedes hacerlo. ¿Y si te dice que no? Puedes gritar, dar patadas, desesperarte o hacer alguna tontería, sobre todo si son las cuatro de la mañana. Sin embargo, la opción más sabia, aunque también la más difícil, es esperar, tener paciencia.
Ya he dicho miles de veces que lo inesperado sabe mucho mejor, es más dulce. Porque puede que te resignes y asumas que tu deseo no se va a cumplir en mucho tiempo, o puede que te tumbes en un sofá  ajeno y las notas de tu deseo comiencen a sonar, y por muy breves que sean, serán suficientes...suficientes para sentir una extrema felicidad.

miércoles, 6 de junio de 2012

Cara o cruz

Siempre he pensado que si las monedas tienen dos caras es porque la vida también las tiene. Es una sensación muy confusa cuando algo bueno conlleva también algo malo. 
Dicen que no hay mal que por bien no venga ¿Podría darse la inversa de este dicho popular? Quizás también las cosas buenas tengan su parte negativa. Entonces, todo sería relativo en esta vida, ya que podríamos vivir centrándonos solamente en una de las dos caras, obviando la otra. ¿Podría hacerse realmente?
Todo es muy relativo, y nuestro trabajo consiste en deshacer esa relatividad a nuestro antojo, en decidir en qué queremos creer y en qué no. 
Seguramente, las personas más felices sean aquellas que sepan buscarle lo positivo a lo malo y obviar lo negativo de lo bueno.
En realidad el ser humano es así: dos caras, una buena y otra mala. Llega un momento en la vida en el que tienes que tomar una decisión, tienes que elegir qué tipo de persona quieres ser, si quieres ser la cara...o la cruz.

martes, 5 de junio de 2012

Despedidas

Ya he hablado muchas veces de los cambios, de lo malo que es acostumbrarse a algo, ya que algún día cambiará y si estamos demasiado aferrados a ello, no sabremos afrontarlo.
Esta vez quiero hablar de los cambios temporales, en concreto, del paso de la proximidad a la lejanía. A veces nos acostumbramos a tener ciertas cosas al alcance de nuestras manos, a poder tenerlas a nuestro lado las 24 horas del día. A veces nos acostumbramos a la presencia de ciertas personas, a que sean nuestro día a día, a compartirlo con ellas todo.
Llega un momento en el que te tienes que separar de esas personas. Siempre he odiado las despedidas, siempre he odiado echar de menos. Esa sensación de querer estar con alguien y que cientos de kilómetros te separen de ella, es de las mayores impotencias del mundo.
Yo le doy mucha importancia a las despedidas, hay personas que incluso creen que es mejor no despedirse, que se ahorran ese mal trago. Sin embargo, una despedida es un momento en el que confluyen infinidad de sentimientos, de emociones. Una despedida no puede ser mejor si está marcada por un abrazo enorme y sincero y por una mirada cómplice. 
Hay despedidas que marcan, que te sirven para seguir sintiendo a esas personas cerca.
Ahora solo toca esperar a que la distancia física vuelva a desaparecer. Quizás sean meses de echar de menos, quizás sea duro...Sin embargo, hay personas que siempre estarán conmigo por muy lejos que se marchen, siempre.