lunes, 30 de marzo de 2015

Secretos

El otro día una profesora dijo: "Cerrad los ojos y pensad en vuestro mayor secreto. Bien, ahora voy a elegir a uno para que lo cuente". 
Lo que en realidad era una broma para explicar cómo funcionan los pensamientos automáticos, a mi me sirvió para hacer otra reflexión: se da por hecho que todos tenemos secretos.
¿Para qué sirven los secretos? ¿Por qué los tenemos? ¿Son algo adaptativo? Son preguntas difíciles de responder, quizás sea imposible hacerlo. Sin embargo, divagar sobre ellas puede ser bastante entretenido.
Bajo mi punto de vista, en el mundo hay tres tipos de personas: las transparentes, las translúcidas y las opacas. Y lo que pienso siempre es, ¿Cuáles son los motivos que les lleva a estas personas ser de una manera o de otra? Al fin y al cabo, no deja de ser una decisión más en la vida; lo que quieres mostrar de ti y lo que no. Quizás las personas opacas son las que más secretos tienen, las que más tienen que esconder, pero ¿Por qué escondemos los secretos? La respuesta obvia es "porque si los revelásemos dejarían de ser secretos". 
Lo que parece ser obvio es que, normalmente, los secretos suelen estar basados en hechos negativos, o hechos que no encajarían bien en este mundo. Quizás por eso es adaptativo, porque nos protege del exterior. Entonces, quizás exista una correlación entre eventos vitales negativos y cantidad de secretos. Quizás las personas son más opacas a medida que más cosas malas le hayan pasado en la vida. Porque en realidad, ¿Quién guarda secretos positivos? Lo positivo solemos compartirlo; es algo así como una norma social.
Esta noche no hay una conclusión demasiado definitiva, simplemente un mensaje: sea negativo o positivo lo que escondes, deberías mostrarlo, ya que es lo que eres, y lo que eres...es algo bastante definitivo.

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